En aquellos días,
Con los ojos levantados al cielo, Jesús oró:
"Santo Padre,
No sólo rezo por los que están allí,
sino para los que creen en mí por su palabra.
Que todos sean uno,
como tú, Padre, estás en mí y yo en ti.
Que ellos también sean uno en nosotros,
para que el mundo crea que tú me enviaste.
Y les di la gloria que tú me diste,
para que sean uno como nosotros somos UNO :
Yo en ellos, y tú en mí.
Que se conviertan así en uno solo,
para que el mundo sepa que tú me has enviado,
y que los amaste como me amaste a mí.
Padre,
las que me diste,
Quiero estar donde estoy,
ellos también están conmigo,
y contempla mi gloria,
la que me diste
porque me amaste antes de la fundación del mundo.
Sólo Padre,
el mundo no te conocía,
pero te conocía,
y reconocieron
que me enviaste.
Les di a conocer tu nombre,
y lo daré a conocer,
para que el amor con que me has amado esté en ellos,
y que yo también esté en ellos".
Jn 17, 20-26